jueves, 15 de octubre de 2009

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo pretende brindar un panorama general sobre la epistemología desde el punto de vista de Edgar Morín y sus implicancias en la educación.

Desde ya advierto que no es un estudio profundo epistemológico en sí, sino una manera de ver a la epistemología desde un ángulo particular y contemporáneo. Luego de haber realizado en el curso una revisación de los temas epistemológicos desde Platón y pasando por diferentes posturas como las de Carnap, Hempel o Popper, quise investigar bibliograficamente desde el pensamiento complejo, para incluir dentro de mis acervos una corriente epistemológica más, y que por supuesto está de moda.

Lo que hizo más “misterioso” al tema , o lo que más me llamó la atención, fue la crítica explicita que Morín hace a la ciencia clásica, tratándola de simplificadora.

Veamos entonces cuales son las bases del pensamiento complejo, para luego referirnos a la epistemología de la complejidad y el concepto de paradigama desde este punto de vista. Por último, relacionar el tema con lo educativo, de que manera los estudios epistemológicos desde la complejidad pueden ayudar a los docentes en este mundo de la globalización, y a trabajar en temas como la diversidad, inclusión, medios de comunicación.

El encare que Morin hace desde lo antropológico, me parece muy interesante, ver al cerebro como un microcosmos es lo más profundo de su pensamiento, entenderlo así solo me hace pensar en la siguiente reflexión: “el cerebro, un cosmos misterioso”

PUNTOS A DESARROLLAR

Ø El Pensamiento Complejo: El desafío cultural. La cabeza bien puesta. Ciencias

Ø La Epistemología de la complejidad: Mandamientos del paradigma de la simplificación. La Epistemología compleja: el conocimiento del conocimiento. Un paradigma complejo

Ø Fundamentos para la construcción de un modelo sistémico de aula. El aula como realidad compleja

Ø Conclusión

Ø Referencias bibliográficas

OBJETIVO

Investigar bibliográficamente sobre la epistemología de la complejidad, ubicarla dentro de todas las corrientes epistemológicas como una postura más. Indagar sobre su implicancia educativa.

El pensamiento complejo

Existe una falta de adecuación cada vez más amplia, profunda y grave entre nuestros saberes disociados, parcelados, compartimentados entre disciplinas y, por otra parte, realidades o problemas cada vez más pluridisciplinarios, transversales, multidimensionales, globales, planetarios.

En esta situación se vuelven invisibles:

  • los conjuntos complejos
  • las interacciones y retroacciones entre partes y todo
  • las entidades multidimensionales
  • los problemas esenciales

De hecho, la hiperespecialización impide ver lo global (que fragmenta en parcelas) y lo esencial (que disuelve). Ahora bien, los problemas esenciales nunca son fragmentarios y los problemas globales son cada vez más esenciales. Además, todos los problemas particulares no pueden plantearse y pensarse correctamente si no es en su contexto, y el contexto de estos problemas debe plantearse cada vez más en el contexto planetario.

Al mismo tiempo, la parcelación de las disciplinas, hace imposible aprehender “lo que está tejido junto” es decir, según el sentido original del término, lo complejo.

El desafío de la globalidad es, por tanto, al mismo tiempo el desafío de la complejidad. En efecto, existe complejidad cuando no se pueden separar los componentes diferentes que constituyen un todo (como lo económico, lo político, lo sociológico, lo psicológico, lo afectivo, lo mitológico) y cuando existe tejido interdependiente, interactivo e interretroactivo entre las partes y el todo, el todo y las partes.

Ahora bien, los desarrollos de nuestro siglo y de nuestra era planetaria nos enfrentan cada vez más y con mayor frecuencia y de manera cada vez más ineluctable con los desafíos de la complejidad.

Efectivamente, la inteligencia que no sabe hacer otra cosa que separar, rompe lo complejo del mundo en fragmentos disociados, fracciona los problemas, convierte lo multidimensional en unidimensional. Atrofia las posibilidades de comprensión y de reflexión, eliminando también las posibilidades de un juicio correctivo o de una visión a largo plazo. Su insuficiencia para tratar nuestros problemas más graves constituye uno de los problemas más graves que enfrentamos. Así, cuanto más multidimensionales se vuelven los problemas, se es más incapaz de pensar su multidimensionalidad; cuanto más progresa la crisis, más progresa la incapacidad para pensar la crisis; cuanto más globales se vuelven los problemas, menos se piensa en ellos. Una inteligencia incapaz de encarar el contexto y el complejo global se vuelve ciega, inconsciente e irresponsable.

De esta manera, los desarrollos disciplinarios de las ciencias no sólo aportan las ventajas de la división del trabajo, también aportan los inconvenientes de la superespecialización, del enclaustramiento y de la fragmentación del saber. No produjeron solamente conocimiento y elucidación, también produjeron ignorancia y ceguera.

Ahora bien, el conocimiento pertinente es el que es capaz de situar toda información en su contexto y, si es posible, en el conjunto en el que ésta se inscribe. Inclusive, es posible decir que el conocimiento progresa principalmente no por sofisticación, formalización y abstracción, sino por la capacidad para contextualizar y totalizar.

Además, los conocimientos fragmentarios no sirven para otra cosa que no sean usos técnicos. No llegan a conjugarse para alimentar un pensamiento que pueda considerar la situación humana, en la vida, en la tierra, en el mundo, y que pueda afrontar los grandes desafíos de nuestro tiempo.

El desafío cultural

La cultura no sólo está cortada en piezas separadas sino también rota en dos bloques. La gran desunión entre la cultura de la humanidades y la cultura científica, que comenzó en el siglo pasado y que se agravó en el nuestro, entraña graves consecuencias para una y para la otra. La cultura humanista es una cultura genérica que, vía la filosofía, el ensayo, la novela, alimenta la inteligencia general, enfrenta los grandes interrogantes humanos, estimula la reflexión sobre el saber y favorece la integración personal de los conocimientos. La cultura científica, de una naturaleza diferente, separa los campos de conocimiento; provoca descubrimientos admirables, teorías geniales, pero no una reflexión sobre el destino humano y sobre el devenir de la ciencia. La cultura de las humanidades tiende a convertirse en el molino privado del grano de las adquisiciones científicas sobre el mundo y sobre la vida que tendría que nutrir sus grandes interrogantes; la segunda, privada de reflexividad sobre los problemas generales y globales, se vuelve incapaz de pensarse a sí misma y de pensar los problemas sociales y humanos que plantea.

El mundo técnico y científico ve sólo como ornamento o lujo estético la cultura de las humanidades, en tanto que ésta favorece la inteligencia general que la mente humana aplica a los casos particulares. El mundo de la humanidades no ve en las ciencias más que un conglomerado de saberes abstractos o amenazadores.

La cabeza bien puesta

La primera finalidad de la enseñanza fue formulada por Montaigne: vale más una cabeza bien puesta que una repleta.

El significado de “una cabeza repleta” es claro: es una cabeza en la que el saber se ha acumulado, apilado, y no dispone de un principio de selección y de organización que le otorgue sentido. “Una cabeza bien puesta” significa que mucho más importante que acumular el saber es disponer simultáneamente de:

  • una aptitud general para plantear y analizar problemas
  • principios organizadores que permitan vincular los saberes y darle sentido

La organización de los conocimientos

Una cabeza bien puesta es una cabeza que es apta para organizar los conocimientos y de este modo evitar una acumulación estéril.

La organización de los conocimientos implica operaciones de unión (conjunción, inclusión, implicación) y separación (diferenciación, oposición, selección, exclusión). El proceso es circular: pasa de la separación a la unión, de la unión a la separación y, más allá, del análisis a la síntesis, de la síntesis al análisis. Dicho de otro modo, el conocimiento implica al mismo tiempo separación y unión, análisis y síntesis.

El desarrollo de la aptitud para contextualizar tiende a producir el surgimiento de un pensamiento “ecologizante” en el sentido de que sitúa todo acontecimiento, información o conocimiento en una relación inseparable con el medio- cultural, social, económico, político y, por supuesto, natural-. No hace más que situar un acontecimiento en su contexto, incita a ver cómo éste modifica al contexto o cómo le da una luz diferente. Un pensamiento de este tipo se vuelve inseparable del pensamiento de lo complejo.

Ciencias

Las dos revoluciones científicas del siglo XX prepararon la reforma del pensamiento.

La primera comenzó en la física cuántica e implicó el colapso del universo laplaciano, la ruina del dogma determinista, el hundimiento de toda idea de unidad simple como base del universo, la introducción de la incertidumbre en el conocimiento científico. Provocó, especialmente con Bachelard y Popper, conciencia epistemológica sobre los presupuestos del saber científico.

La segunda revolución, que se produjo con la constitución de las grandes reagrupaciones científicas, implica considerar conjuntos organizados o sistemas en detrimento del dogma reduccionista que había reinado durante el siglo XIX.

Se produce una resurrección de entidades globales como el cosmos, la naturaleza, el hombre, que habían sido cortadas como salchichón, hasta desintegrarlas finalmente, ya sea porque se originaban en el sentido ingenuo precientífico, ya sea porque llevaban en su seno una complejidad insoportable para el pensamiento disyuntivo / reductor.

Por más que no todas las consecuencias de estas dos revoluciones hayan aparecido todavía, y que la segunda esté inacabada en muchos campos (ciencias de la vida, ciencias humanas y sociales), la complejidad vuelve a invadir al mundo por los mismos caminos por donde la habían echado. La mayoría de las ciencias descubren campos diversos en los que los enunciados simples son falsos y donde el prejuicio a favor de las leyes se vuelve dañinos. Por otra parte, ya se formaron principios de inteligibilidad de lo complejo y, a partir de la cibernética, de la teoría de los sistemas, de la teoría de la información, se elaboró la concepción de la autoorganización, capaz de concebir la autonomía, algo imposible según la ciencia clásica. La racionalidad y cientificidad comenzaron a ser redefinidas y complejizadas a partir de los trabajos de Bachelard, Popper, Khun, Holton, Lakatos, Feyerabend. De manera que podemos esperar que una reforma del pensamiento avanzará siguiendo esta huella.

La epistemología de la complejidad

Hemos creído que el conocimiento tenía un punto de partida y un término; el conocimiento es una aventura en espiral que tiene un punto de partida histórico, pero no tiene término, que debe sin cesar realizar círculos concéntricos; es decir, que el descubrimiento de un principio simple no es el término; reenvía de nuevo al principio simple que ha esclarecido en parte. Así, en el caso del código genético que, una vez descubierto, nos reenvía a la pregunta: ¿por qué existe esa diversidad extraordinaria de formas en los animales y los vegetales?

El biólogo Dobzhansky, dice:"Desgraciadamente la naturaleza no ha sido lo bastante gentil como para hacer las cosas tan simples como nosotros quisiéramos que fuesen. Debemos afrontar la complejidad." Un físico, que es al mismo tiempo un pensador, David Bohm, y que ataca ya el dogma de la elementalidad ,dice: "Las leyes físicas primarias jamás serán descubiertas por una ciencia que intenta fragmentar el mundo en sus constituyentes."

Mandamientos del paradigma de simplificación

Ø Podemos decir que el principio de la ciencia clásica es: legislar. Corresponde al principio del derecho, quizás. Es una legislación, pero no es anónima, que se encuentra en el universo, es la ley. Y ese principio es un principio universal que fue formulado por el lugar común: "Sólo hay ciencia de lo general", y que comporta la expulsión de lo local y de lo singular. Ahora bien, lo que es interesante es que, en el universo incluso, en lo universal, ha intervenido la localidad.

Ø El segundo principio era la desconsideración del tiempo como proceso irreversible; las primeras leyes físicas pudieron muy bien ser concebidas en un tiempo reversible. Y, de alguna manera, la explicación estaba depurada de toda evolución, de toda historicidad. Y también aquí hay un problema muy importante: el del evolucionismo generalizado. Hoy el mundo, es decir el cosmos en su conjunto y la materia física en su constitución (particular, nuclear, atómica, molecular), tiene una historia.

Ø El tercer principio de simplificación es el de la reducción o también de la elementalidad. El conocimiento de los sistemas puede ser reducido al de sus partes simples o unidades elementales que los constituyen. Es en el dominio físico donde ese principio parecía haber triunfado de modo incontestable, dominio que, evidentemente, se encuentra más afectado por ese principio.

Ø El cuarto principio simplificador es el del Orden-Rey. El Universo obedece estrictamente a leyes deterministas, y todo lo que parece desorden (es decir, aleatorio, agitador, dispersivo) sólo es una apariencia debida únicamente a la insuficiencia de nuestro conocimiento. Las nociones de orden y ley son necesarias, pero insuficientes. Lo que es interesante, es que el orden y el desorden tienen una relación de complementariedad y complejidad.

Ø La antigua visión, la visión simplificante, es una visión en la que evidentemente la causalidad es simple; es exterior a los objetos; les es superior; es lineal. Ahora bien, hay una causalidad nueva, que introdujo primeramente la retroacción cibernética, o feedback negativo, en la cual el efecto hace bucle con la causa y podemos decir que el efecto retroactúa sobre la causa.

Ø Sobre la problemática de la organización. En el origen está el principio de emergencia, es decir que cualidades y propiedades que nacen de la organización de un conjunto retroactúan sobre ese conjunto; hay algo de no deductivo en la aparición de cualidades o propiedades de todo fenómeno organizado.

Ø El pensamiento simplificante fue fundado sobre la disyunción entre el objeto y el medio ambiente. Se comprendía el objeto aislándolo de su medio ambiente; era tanto más necesario aislarlo como era necesario extraerlo del medio ambiente para colocarlo en un nuevo medio ambiente artificial que se controlaba, que era el medio de la experiencia, de la ciencia experimental.

La epistemología compleja: El conocimiento del conocimiento

Podemos decir que el problema del conocimiento científico podía plantearse a dos niveles. Estaba el nivel que podríamos llamar empírico, y el conocimiento científico, gracias a las verificaciones mediante observaciones y experimentaciones múltiples, extrae datos objetivos y, sobre estos datos objetivos, induce teorías que, se pensaba, "reflejaban" lo real. En un segundo nivel, esas teorías se fundaban sobre la coherencia lógica y así fundaban su verdad los sistemas de ideas. Teníamos, pues, dos tronos, el trono de la realidad empírica y el trono de la verdad lógica, de este modo se controlaba el conocimiento. Los principios de la epistemología compleja son más complejos: no hay un trono; no hay dos tronos; en modo alguno hay trono. Existen instancias que permiten controlar los conocimientos; cada una es necesaria; cada una es insuficiente.

La primera instancia, es el espíritu. ¿Qué es el espíritu? El espíritu es la actividad de algo, de un órgano llamado cerebro. La complejidad consiste en no reducir ni el espíritu al cerebro, ni el cerebro al espíritu. El cerebro, evidentemente, es un órgano que podemos analizar, estudiar, pero que nombramos tal cual por la actividad del espíritu.

Dicho de otro modo, tenemos algo que podemos llamar el espíritu-cerebro ligado y recursivo puesto que uno coproduce al otro de alguna manera. Pero de todas formas, este espíritu-cerebro ha surgido a partir de una evolución biológica, vía la hominización, hasta el homo llamado sapiens. Por lo tanto, la problemática del conocimiento debe absolutamente integrar, cada vez que ellas aparecen, las adquisiciones fundamentales de la bio-antropología del conocimiento.

La primera adquisición fundamental es que nuestra máquina cerebral es hiper-compleja. El cerebro es uno y múltiple. La menor palabra, la menor percepción, la menor representación ponen en juego, en acción y en conexión miríadas de neuronas y múltiples estratos o sectores del cerebro. Éste es bihemisférico; y su funcionamiento favorable acontece en la complementariedad y en el antagonismo entre un hemisferio izquierdo más polarizado sobre la abstracción y el análisis, y un hemisferio derecho más polarizado sobre la aprehensión global y lo concreto. El cerebro es hipercomplejo igualmente en el sentido en que es "triúnico", según la expresión de Mac Lean. Porta en sí, no como la Trinidad tres personas en una, sino tres cerebros en uno, el cerebro reptiliano (celo, agresión), el cerebro mamífero (afectividad), el neocórtex humano (inteligencia lógica y conceptual), sin que haya predominancia de uno sobre otro. Al contrario, hay antagonismo entre esas tres instancias, y a veces, a menudo, es la pulsión quien gobierna la razón. Pero también, en y por ese desequilibrio, surge la imaginación.

Lo más importante quizás en la bio-antropología del conocimiento nos retorna a las críticas kantianas; efectivamente, se ha descubierto mediante medios nuevos de observación y de experimentación lo que Kant descubrió mediante procedimientos intelectuales y reflexivos. Nuestro cerebro está en una caja negra que es el cráneo, no tiene comunicación directa con el universo. Esa comunicación se efectúa indirectamente vía la red nerviosa a partir de las terminales sensoriales. ¿Qué es lo que llega a nuestra retina, por ejemplo? Son estímulos, que en nuestro lenguaje actual llamamos fotones, que van a impresionar la retina y esos mensajes van a ser analizados por células especializadas, después transcritos en un código binario el cual va a llegar a nuestro cerebro donde, de nuevo, van, según procesos que no conocemos, a traducirse en representación. Es la ruina de la concepción del conocimiento-reflejo.

Nuestras visiones del mundo son traducciones del mundo. Traducimos la realidad en representaciones, nociones, ideas, después en teorías.

Así, del examen bio-antropológico del conocimiento se desprende un principio de incertidumbre fundamental; existe siempre una relación incierta entre nuestro espíritu y el universo exterior. Sólo podemos traducir su lenguaje desconocido atribuyéndole y adaptándole nuestro lenguaje. Así, hemos llamado "luz" a lo que nos permite ver, y entendemos hoy por luz un flujo de fotones que bombardean nuestras retinas. Es ya hora de que la epistemología compleja reintegre un personaje que ha ignorado totalmente, es decir, el hombre en tanto que ser bio-antropológico que tiene un cerebro. Debemos concebir que lo que permite el conocimiento es al mismo tiempo lo que lo limita.

No hay sólo condiciones bio-antropológicas del conocimiento. Existen, correlativamente, condiciones socioculturales de producción de todo conocimiento, incluido el científico. Estamos en los comienzos balbucientes de la sociología del conocimiento. Una de sus enfermedades infantiles es reducir todo conocimiento, incluido el científico, únicamente a su enraizamiento sociocultural; ahora bien, desgraciadamente, no se puede hacer del conocimiento científico una ideología del mismo tipo que las ideologías políticas, aunque toda teoría sea una ideología, es decir construcción, sistema de ideas, y aunque todo sistema de ideas dependa a la vez de capacidades propias al cerebro, de condiciones socioculturales, de la problemática del lenguaje. En ese sentido, una teoría científica comporta inevitablemente un carácter ideológico. Existen siempre postulados metafísicos ocultos en y bajo la actividad teórica (Popper, Holton).

Un paradigma complejo

Los problemas fundamentales de la organización de los sistemas de ideas no resultan solamente de la lógica, existe también lo que se llama la paradigmatología. Ésta significa que los sistemas de ideas obedecen a algunos principios fundamentales que son principios de asociación o de exclusión que los controlan y comandan.

Un paradigma complejo puede comprender lo humano a la vez en asociación y en oposición con la naturaleza. Es Kuhn quien ha puesto de relieve fuertemente la importancia crucial de los paradigmas. Él la utiliza en el sentido vulgar anglosajón de "principio fundamental". Morin la emplea en un sentido intermedio entre su sentido lingüístico y su sentido kuhniano, es decir que ese principio fundamental se define por el tipo de relaciones que existen entre algunos conceptos maestros extremadamente limitados, pero cuyo tipo de relaciones controla todo el conjunto de los discursos, incluida la lógica de los discursos. Cuando dice lógica, es necesario ver que de hecho creemos en la lógica aristotélica; pero en ese tipo de discurso que es el discurso de nuestro conocimiento occidental, es la lógica aristotélica la que nos hace obedecer, sin saberlo, a ese paradigma de disyunción, de simplificación y de legislación soberana; y el mundo del paradigma es evidentemente algo muy importante que merece ser estudiado en sí mismo, pero a condición siempre de abrirlo sobre el conjunto de las condiciones socioculturales y de introducirlo en el corazón mismo de la idea de cultura. El paradigma que produce una cultura es al mismo tiempo el paradigma que reproduce esa cultura. Hoy, el principio de disyunción, de distinción, de asociación, de oposición que gobierna la ciencia no solamente controla las teorías, sino que al mismo tiempo comanda la organización tecno-burocrática de la sociedad. Esa división, esa hiperdivisión del trabajo científico aparece de un lado, evidentemente, como una especie de necesidad de desarrollo intrínseco, porque desde que una organización compleja se desarrolla, el trabajo se especializa mientras que las tareas se multiplican para llegar a una riqueza más compleja. Pero ese proceso, no solamente es paralelo, sino que está ligado al proceso de la división del trabajo social, al proceso de la heterogeneización de tareas, al proceso de la no-comunicación, de la parcelación, de la fragmentación de las actividades humanas en nuestra sociedad industrial; resulta evidente que hay en ello una relación muy profunda entre el modo como organizamos el conocimiento y el modo como la sociedad se organiza. La ausencia de complejidad en las teorías científicas, políticas y mitológicas está ella misma ligada a una determinada carencia de complejidad en la organización social misma, es decir, que el problema de lo paradigmático es extremamente profundo porque remite a algo muy profundo en la organización social, que no es evidente en principio; remite a algo muy profundo, sin duda, en la organización del espíritu y del mundo noológico.

Fundamentos para la construcción de un modelo sistémico del aula

Cuando el investigador disocia su saber del resto de los saberes o cuando el profesor afirma que es profesor de una materia y no un “educador” (en el sentido amplio del tema), encontramos un planteamiento epistemológico simplificador que pretende compartimentar el conocimiento y parcelar la intervención tecnológica.

En el caso del conocimiento científico, la búsqueda del orden ha significado la alternancia de momentos en los que predomina la fragmentación de la realidad y la aplicación de métodos analíticos, con momentos en los que predominan los intentos integradores y las perspectivas globalizadoras. Ambos enfoques se complementan de alguna manera: por una parte, la parcelación del saber lleva a una profundización del conocimiento de los objetos del mundo, que suministra problemas y datos para las grandes síntesis teóricas; por otra, las visiones de conjunto han de referirse ha entes concretos si no quieren convertirse en estructuras formales carentes de contenido.

En el momento actual hay un claro cuestionamiento del paradigma simplificador, una reacción contra la compartimentación del saber y la utilización exclusiva de los procedimientos analíticos. A la pregunta ¿hay algo en común entre la física, la biología y las ciencias sociales? El enfoque simplificador responde ignorando posibles conceptos comunes o reduciendo unos saberes a otros, explicando lo biológico por lo físico y lo social por lo biológico. Y todo ello desconociendo el hecho de que la inevitable multiplicidad disciplinar ha originado la aparición de nuevos campos del saber que trabajan con entes complejos (biosistemas, geosistemas, sociosistemas) y con problemas interdisciplinares. Por otro lado, la actuación tecnológica bajo estos supuestos manipula esas realidades complejas como si de cuestiones simples se tratara, dando respuestas parciales e insatisfactorias a los grandes problemas que nuestra sociedad tiene planteados (ambientales, sanitarios, educativos...): la gestión del medio se constriñe a lo puramente económico, la problemática de la salud se trata como un asunto farmacológico y la educación se entiende como la aplicación, por parte del técnico – enseñante, de recetas universales elaboradas por el experto en la didáctica.

La crisis de la perspectiva simplificadora se manifiesta en campos del conocimiento muy diversos (epistemología, psicología, biología, física, etc.), en los que aparecen conceptos, teorías y corrientes de pensamiento que convergen en un aspecto fundamental: la necesidad de adoptar un enfoque complejo en la investigación de la realidad.

El aula como realidad compleja

La perspectiva compleja supone un cambio en nuestra forma de comprender el universo, y una reorganización del saber y una nueva manera de entender nuestra indagación sobre el mundo. La complejidad se enuncia como un principio de conocimiento caracterizado por:

Ø La búsqueda de conceptos (sistema, organización, interacción, información...) que puedan funcionar como principios articuladores de los distintos campos del saber. El acercamiento entre los conocimientos parciales implica el lenguaje común que permita la traducción y la correspondencia de las ideas, la reconstrucción del todo a partir de sus elementos constitutivos y la inserción de un objeto complejo en su entorno. De ahí la necesidad de unificar concepciones en términos y códigos comunes, de potenciar la investigación interdisciplinar, de fomentar la aproximación entre los grandes troncos disciplinares (física, biología, ciencias sociales) a partir del desarrollo de las zonas de contacto (biofísica, bioquímica, psicofisiología, ecología humana, etología humana, psicología social, antropología social, etc.) y de racionalizar los recursos intelectuales y materiales, evitando el tratamiento tecnológico compartimentado y estéril de los grandes problemas sociales de nuestra época.

Ø La superación del dogmatismo y del uso de recetas simplificadoras, que supone la adopción de una actitud abierta, relativizadora y antireduccionista, que admita la existencia de incertidumbres, paradojas y contradicciones. En esa línea, la perspectiva compleja asume los supuestos interaccionistas y relativistas del constructivismo, así como el holismo de las concepciones sistémicas, depurado de sus componentes totalitarias y reductoras.

Ø La consideración de un enfoque sistémico que integra, en un mismo marco conceptual, elementos que proceden de los campos disciplinares clásicos: entidades físicas (químicas, termodinámicas, geológicas, etc.); entidades biológicas (seres vivos y sus formas de organización); entidades antroposociales y artefactos tecnológicos.

Ø El establecimiento de un vínculo entre Naturaleza y Cultura, de manera que se plantea una doble incidencia de la organización antroposocial en la naturaleza, por una parte, y de la organización natural en la antroposocial por la otra. La realidad se define, por tanto, como multidimensional, como organización compleja en la que distintos seres se implican e interfieren en interacciones complementarias, concurrentes, antagonistas e inciertas.

Ø La necesidad de ligar la problemática científica a la ideológica, de llegar a una toma de conciencia global sobre el lugar del hombre en la naturaleza y sobre el papel de lo social en la determinación del conocimiento. La acción humana debe conjugar la dimensión cósmica con la antroposocial y con la conciencia propia del sujeto.

Ø La utilización de muy distintas metodologías (enfoque plurimetodológico), pues el trabajo con sistemas impide el uso exclusivo de sólo una. De ahí el que se combinen los estudios cualitativos con los cuantitativos, lo observacional con lo experimental, según lo exija la naturaleza de los problemas concretos que se han de resolver. La explicación no se centra en la búsqueda de relaciones causales lineales sino que surge más bien del establecimiento de las relaciones probabilísticas y de las correlaciones entre las variables, del análisis de aspectos parciales y de la síntesis de los datos procedentes de dichos análisis: concretándose todo ello en la causalidad circular y la interacción, y en los que la validación de los hechos se consigue por la comparación del modelo con la realidad. El resultado es una construcción teórica quizás menos rigurosa, contemplada desde una óptica experimentalista, pero desde luego con una mayor validez ecológica, es decir, con una mayor conformidad entre el modelo teórico, los datos empíricos y la complejidad de la propia realidad. Ello significa además una mejor adecuación de la teoría al tipo de decisiones e intervenciones interdisciplinares que requiere nuestra sociedad.

La epistemología de la complejidad no tiene pretensiones de ciencia unitaria, de teoría general unificada en la que los diversos aspectos de los diferentes dominios del saber se deducen lógicamente del principio maestro. La ruptura con la simplificación conlleva rechazar cualquier síntesis totalizante, cualquier intento de construir un modelo global que de respuesta a todo. Aún más, toda tentativa integradora estará condicionada por la evolución del conocimiento científico en cada momento histórico, insertándose, por tanto, en una dinámica en la que se alteran los métodos de análisis con los de síntesis, los momentos en los que predominan la fragmentación del saber con los momentos en los que prevalece la globalización. De hecho, la visión científica se ha diferenciado, históricamente, de la mítica o religiosa, en que no intenta dar una explicación completa y coherente de todo sino que, partiendo de preguntas limitadas, construye respuestas cada vez más generales. En ese sentido se entiende que sea el mismo desarrollo de las ciencias tradicionales, impregnadas de determinismo, el que ha propiciado, desde los inicios del siglo XX, la aparición de nuevos problemas y de nuevos campos de investigación que, al requerir una nueva filosofía, van a poner en cuestión los propios planteamientos epistemológicos iniciales.

Más bien se pretende construir puentes entre los conocimientos disjuntos, elaborar conceptos que potencien la heurística interdisciplinar e integradora. Esos conceptos no deben ser simples analogías o metáforas, modelos descriptivos vacíos de contenido, ni tampoco meros formalismos ornamentales o planteamientos mesiánicos o esotéricos, sino que deben referirse a las entidades reales y a la manera de analizarlas y comprenderlas. De esa forma, la consideración, en la actividad científica, de conceptos como los de sistema, interacción, organización, información o cambio, posibilita la elaboración de un lenguaje común que determina el acercamiento entre los campos del saber, el uso de modelos analógicos y la construcción de teorías de síntesis.

CONCLUSIÓN

La epistemología de la complejidad es una postura más, dentro de todas las corrientes epistemológicas, sin duda corre con la ventaja de ser contemporánea y adecuarse al mundo de la globalización. El ver el conocimiento desde un punto de vista global tiene ventajas únicas, principalmente el contextualizarlo desde punto de vista histórico, político y social, los que hace posible relacionar el conocimiento científico con lo social.

La epistemología en este sentido vincula la Naturleza con la Cultura desde un punto de vista antroposocial.

De todas maneras, un enfoque único en este sentido, no revela todo lo interesante que tiene la epistemología como ciencia; en lo que a mí respecta todas las perspectivas, desde Platón, son imprescindibles para comprender los alcances de esta materia sumamente interesante par el tratamiento del conocimiento.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Morin, E. (1999). La cabeza bien puesta. Repensar la reforma, reformar el pensamiento. Bases para una reforma educativa. Nueva visión

Morin, E. (2001). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Elaborado para la UNESCO por Edgar Morin. Nueva Visión

Morin, E. (1999). La epistemología de la complejidad. Gazeta de Antropología, 20(2004), 02-20.

Porlán, R., Garcia, E. y Cañal, P. (compiladores) (2002). Contructivismo y enseñanza de las ciencias. Serie fundamentos Nº 2, colección Investigación y Enseñanza. Díada Editora S.

sábado, 8 de agosto de 2009

LUIS DIANA EPISTEMOLOGÍA

MÓDULO 4

ACTIVIDAD 1

Indique algunas leyes teóricas que nos podrían dar una explicación más profunda en los ejemplos:

a- de la leche hervida: La leche esta compuesta por agua, aproximadamente 85 %, y sólidos, 15 %. Al llegar al punto de ebullición el agua y los sólidos se elevan en el recipiente, si este es de una altura relativamente baja, se desbordan y caen . En cuanto al olor característico: cuando se cuece la leche o se quema, son las proteínas de la leche que liberan ese olor “sui genereis” a cocido de la leche, según la teoría de Maillard las proteínas de la leche con el calor liberan ese olor y cambian el color blanco de la leche a un marrón claro; es lo que ocurre en el dulce de leche.

b- de la dilatación de los metales: Bajo el efecto del calor, las moléculas que componen el metal se separan, rompiéndose la estructura que tenían a temperatura normal, lo que en su conjunto provoca la dilatación del metal; si la temperatura es alta el metal pasa de estado sólido a líquido.

ACTIVIDAD 2

El magnetismo es una fuerza que existe entre dos cuerpos haciendo que éstos se atraigan o repelan según se aproximen polos diferentes o iguales respectivamente. Siempre que existe magnetismo hay dos polos: un polo negativo y un polo positivo; si estos se aproximan se atraen, si aproximamos dos polos iguales se repelen. No todos los materiales pueden cargarse magnéticamente o ser atraídos por un imán, por ejemplo la madera, el plástico, el plomo, no son atraídos y no se magnetizan. Solo se magnetizan o son atraídos los elementos compuestos con Hierro o aleaciones con éste, en el caso del clavo compuesto por hierro sí es atraído por un imán.

Se explica debido a que entre los dos cuerpos existe una fuerza de atracción magnética, llamada magnetismo.

Los átomos tienen momentos magnéticos debido al movimiento de sus electrones. Además cada electrón tiene un momento magnético intrínseco. El momento magnético neto de un átomo depende de la distribución de los electrones en el átomo.

ACTIVIDAD 3

1- Explicación. Incluye leyes teóricas

2- Predicción. Incluye leyes empíricas

3- Retrodicción Incluye leyes empíricas

4- Predicción. Incluye leyes teóricas

domingo, 3 de mayo de 2009

Actividad 3

EPISTEMOLOGÍA

ACTIVIDAD 3

En cuanto al género literario, se manejan, en general, dos pautas para determinar la diferencia entre un texto lírico y uno narrativo: la forma y la intención

La forma, expresa la manera en que se escribe, lo que en general se habla de verso para el texto lírico y de prosa para el texto narrativo.

La intención, se refiere en el caso del texto lírico a que expresan sentimientos, no hay narrador y en el texto narrativo la intención pasa por un cuento, novela relato, descripción, pasaje.

En el caso de la prosa poética, mantiene la forma de prosa con intención poética.

Las convenciones empleadas en literatura, para diferenciar los géneros literarios, también tienen el “problema”, en algunos casos, de dilucidar a cual género pertenece tal o cual texto; hay casos en que los límites no son tan claros como describíamos más arriba en cuanto a la diferenciación entre los géneros.

Se mezclan las características de uno con las de otro. Hay narraciones o cuentos que están escritos en verso y hay prosas que expresan sentimientos.

Comparando con una tarea científica, en lo literario también se presentan dualidades a la hora de querer enmarcar entre una cosa y la otra, así como en lo científico, muchas veces es difícil decidir hasta donde es observable o no observable tal o cual situación, también en lo literario cuesta precisar si un texto es netamente lírico o narrativo.

LUIS EDUARDO DIANA CAMPIÑO

sábado, 2 de mayo de 2009

Actividad 4

EPISTEMOLOGÍA

ACTIVIDAD 4

Lo que realizamos es una OBSERVACIÓN, de una imagen, a la que asociamos con la figura del Príncipe Negro ya prefijada en nuestra memoria.

No es una imagen del Príncipe Negro directamente, es una imagen que nos lo hace recordar.

Pero pongamos un ejemplo parecido: “las sombras chinas”, ¿quién no ha jugado a eso?

¿No vemos proyectado en la pared del dormitorio la imagen de un pato, ave, o miguelito? Realizamos la observación de una imagen, que nos recuerda a algo.

Y para conectarnos con lo que decíamos en la actividad 2; supongamos que inventamos un aparato para revelar esa imagen proyectada (la sombra), vamos a realizar una observación distinta, que nos va ha hacer cambiar o no de opinión con la que antes teníamos con respecto a esa imagen.

Puede que al príncipe ahora lo observemos mejor y nos aseguremos de que sí es un príncipe y veamos además detalles de su armadura; puede que a la sombra del pato en la “sombra china”, nos demos cuenta de que en realidad eran dos manos ubicadas de tal forma que proyectaban una imagen irreal.

Creo que en todos los casos son entidades observables, reales o no, desvirtuadas o no, pero son observables.

LUIS EDUARDO DIANA CAMPIÑO

viernes, 1 de mayo de 2009

Actividad 2

EPISTEMOLOGÍA

ACTIVIDAD 2: LÍMITE ENTRE LO OBSERVABLE Y LO NO OBSERVABLE

Podríamos decir, que a través de la historia de la ciencia, el hombre ha formulado muchas teorías en base a observaciones, las que hasta el día de hoy “siguen en pie” y no han podido ser refutadas a pesar de los avances tecnológicos.

¿Qué tenían esos primeros científicos de la época? …solo los sentidos!; y en base a ellos : OBSERVACIÓN.

Por lo tanto, el límite estaba establecido por el alcance de cada uno de los sentidos y a las conclusiones a las que arribaban de sus observaciones.

Pero no se quedaron allí…! Luego se dieron cuenta que mediante el uso de instrumentos podían establecer parámetros para comparar, por ejemplo, las diferentes mercaderías, aparecieron pues, los instrumentos de medida, como así también aumentar el nivel de observación.

Con todos los aparatos e instrumentos que fueron apareciendo, se fueron reestructurando las teorías y convalidando otras, en base a la observación a través de los instrumentos; lo que hacían entonces, era buscar formas de aumentar los niveles de la observación.

Hoy en día, son miles las formas que tenemos de aumentar los poderes de la observación: microscopio electrónico, telescopios, satélites, ecógrafos, tomógrafos, balanzas electrónicas, fibra óptica. ¿Qué hacemos con ellos?: OBSERVAMOS

Lo NO OBSERVABLE, son pues, otros parámetros menos abstractos: estado de ánimo, condición social, emociones, confort: SALUD (según la definición de la OMS)

En conclusión, podría decir, que hay formas directas e indirectas (mediante instrumentos) de observar; diferentes niveles de observación (mega, macro, micro, ultra, etc), pero en fin es OBSERVACIÓN.

El límite estaría dado por el lugar o el momento en que nuestros sentidos (con todos los aparatos) no permitan crear imágenes “abstractas” de las diferentes situaciones.

Quizás con el avance de la ciencia, mañana se pueda medir el estado de ánimo, la alegría, el placer, el dolor, los que pasarían a ser entidades observables desde un punto de vista científico.

LUIS EDUARDO DIANA CAMPIÑO

jueves, 30 de abril de 2009

LA EPISTEMOLOGÍA EN LA ENSEÑANZA DE LA CIENCIA

Introducción

La ciencia constituye una parte fundamental y en constante cambio de nuestra cultura, de tal forma que nadie se puede considerar adecuadamente educado sin una comprensión de sus rudimentos.

Este planteamiento justifica los esfuerzos que se realizan, en todos los niveles educativos, en enseñanza de la ciencia. La preocupación se centra en cómo ésta puede contribuir a que los jóvenes adquieran los instrumentos y destrezas adecuados para que conozcan, interpreten y actúen en un mundo donde lo único constante es el cambio.

La investigación en el área de enseñanza de las ciencias ha revelado diferencias entre los objetivos establecidos por los desarrolladores del currículo y lo que los maestros realmente ponen en práctica (Tobin y McRobbie, 1997). Éstas han llamado la atención sobre la influencia de las concepciones docentes en la puesta en marcha del currículo de ciencias, y los resultados en esta línea de investigación han cambiado la visión simplista que establece que la enseñanza de la ciencia es una actividad que demanda únicamente conocimiento sobre el área específica por enseñar y cierta experiencia profesional. En otras palabras, se ha comprobado que la formación del maestro en estas áreas no puede reducirse a unos cuantos cursos científicos como a veces se ha supuesto.

Todos coinciden en afirmar, en general, que estos maestros no poseen concepciones adecuadas sobre la naturaleza de la ciencia, que las técnicas para generar el cambio conceptual han tenido un éxito relativo y que los antecedentes académicos de los docentes no son una variable significativa en el origen de las concepciones.

Marco teórico

Los docentes sostienen concepciones y creencias, implícitas o explícitas, sobre su trabajo, los estudiantes, la materia que imparten, sus roles y responsabilidades. Estas concepciones son, en general, un constructo difuso y difícil de operacionalizar (Pajares, 1992). Diversos autores coinciden en afirmar que son representaciones individuales de la realidad con suficiente validez y credibilidad para guiar el pensamiento y el comportamiento; se forman tempranamente, tienden a permanecer aun ante fuertes contradicciones lógicas y crean un filtro a través del cual los fenómenos son interpretados y la información es procesada (Pajares, 1992; Tobin y McRobbie, 1997).

De acuerdo con Lederman (1992) y otros autores, los principales hallazgos de las investigaciones relacionadas con las concepciones de los docentes se pueden resumir en los siguientes puntos:

Ø Los maestros de ciencias poseen concepciones sobre la naturaleza de la ciencia, sea cual fuere el instrumento utilizado para su evaluación, que no pueden asociarse con alguna posición filosófica (Guo y Hsu, 1999). Enfatizan poco en aspectos creativos, dilemas éticos y de construcción social que involucran la conformación de las disciplinas científicas que imparten (Abell y Smith, 1994).

Ø Las estrategias encaminadas a transformar estas concepciones han resultado exitosas sólo en los casos en que fue utilizado un enfoque con aspectos históricos y filosóficos de la ciencia, en contraste con aquellos que procuran el desarrollo de habilidades en la metodología científica (Abd-El-Khalick y Lederman, 1999; Flores et al., 2000).

Ø Variables como los antecedentes educativos de los docentes o su experiencia, no están significativamente relacionadas con sus concepciones

.

Las concepciones sobre cómo y qué es lo que debe aprender el estudiante influyen sobre la puesta en práctica del currículo y están basadas, principalmente, en el propio estilo de aprendizaje del maestro (Tobin y McRobbie, 1997). Los docentes en formación tienen confianza en su habilidad para enseñar y una apreciación simplista de la relación establecida en el proceso de enseñanza y de aprendizaje (Laplante, 1997). No desarrollan su conocimiento sobre este proceso a través de una abstracción reflexiva de su práctica sino por un proceso de ensayo y error a través de su experiencia en el campo (Yerrick et al., 1997).

Algunos estudios afirman que no hay relación entre estilos de enseñanza y concepciones de las ciencias (Lederman, 1992), otros afirman lo contrario: la relación entre concepciones y acciones es más compleja de lo que se piensa.

En diferentes épocas ha existido una relación entre la imagen de la ciencia que se enseña y la concepción filosófica sobre qué es y cómo se genera el conocimiento científico, aunque ambos aspectos, el educativo y el epistemológico, no siempre coincidan en el tiempo.

LECTURA 1

[Botánica]

Ningún vegetal crece en vano

Hasta hace unos 350 años, los observadores del mundo biológico, notando que los procesos vitales de los animales dependían del alimento que ingerían, pensaban que las plantas tomaban su alimento del suelo de un modo similar. Este concepto fue ampliamente aceptado hasta que el médico belga Jan Baptista van Helmont (1577-1644) ofreció la primera evidencia experimental en contra.

Van Helmont hizo crecer un pequeño sauce en una maceta durante 5 años, añadiéndole solamente agua. Al final de los cinco años, el sauce había incrementado su peso en 74 kg, mientras que la tierra de la maceta había disminuido su peso en solamente 57 g. Basándose en estos resultados, van Helmont concluyó que toda la sustancia de la planta se originaba del agua y no del suelo. (Este experimento es de interés general para aquellos que se interesan en conocer la historia de la ciencia, porque es uno de los primeros experimentos biológicos diseñados cuidadosamente.) Sin embargo, las conclusiones de van Helmont eran demasiado amplias. El siguiente avance en nuestro conocimiento sobre la nutrición vegetal provino de estudios de combustión, un tema que intrigaba no solamente a los alquimistas medievales, sino también a sus sucesores que establecieron los fundamentos de la química moderna. Uno de los problemas fascinantes acerca de la combustión era que, de alguna manera, “dañaba” al aire. Por ejemplo, si se hacía arder una vela en un recipiente cerrado, pronto se extinguiría; si luego se colocaba un ratón en este recipiente, moriría.

Uno de los que se interesaban en los cambios producidos en el aire por la combustión, era Joseph Priestley (1733-1804), un clérigo y químico inglés. El 17 de agosto de 1771, Priestley “puso un ramito de menta en el aire en que había ardido una vela de cera y encontró que el 27 del mismo mes otra vela podía arder en el mismo aire”.

Priestley creyó, según su informe, que accidentalmente había descubierto un método de restablecer el aire que había sido dañado por la combustión de velas. El “restaurador que emplea la naturaleza para este propósito —dijo— es la vegetación”. Priestley extendió sus observaciones y mostró rápidamente que el aire “restablecido” por la vegetación no era “en absoluto inconveniente para un ratón “. Estos experimentos ofrecieron la primera explicación lógica de cómo el aire permanecía “puro” y era capaz de mantener la vida a pesar de la combustión por incontables incendios y de la respiración de muchos animales. Cuando Priestley fue premiado con una medalla por su descubrimiento, la inscripción decía en parte: “por estos descubrimientos estamos seguros de que ningún vegetal crece en vano, sino que limpia y purifica nuestra atmósfera”.

Los informes de Priestley acerca de que las plantas purificaban el aire fueron


de gran interés para los químicos, pero pronto suscitaron críticas, porque los experimentos no pudieron ser confirmados. De hecho, cuando Priestley trató de repetir los experimentos personalmente, no obtuvo los mismos resultados. (Actualmente pensamos que debe de haber trasladado su equipo a un rincón oscuro de su laboratorio.) Fue un médico holandés, Jan Ingenhousz (1730-1799), quien finalmente pudo confirmar el trabajo de Priestley con una importante adición. Encontró que la purificación solamente ocurre en la luz solar. Las plantas durante la noche o en la sombra, comunicó, “contaminan el aire que las rodea, arrojando un aire dañino para los animales”. Observó también que solamente las partes verdes de las plantas restablecían el aire y, a base de experimentos control, que “el Sol de por sí no tiene poder para enmendar el aire sin la concurrencia de las plantas”.

Mientras Ingenhousz desarrollaba sus experimentos con plantas, Antoine Lavoisier (1743-1794) llevaba a cabo los experimentos que pusieron las bases de la química moderna. Entre los muchos descubrimientos de Lavoisier, los que tuvieron más impacto sobre los estudios de los procesos vegetales se relacionaban con los intercambios gaseosos que ocurren cuando los animales respiran. Trabajando con el matemático P.S. Laplace (1749-1827), Lavoisier encerró a un cobayo durante unas 10 horas en una jarra que contenía oxígeno y midió el dióxido de carbono producido. Midió también la cantidad de oxígeno consumido por un hombre en actividad y durante el reposo. En estos experimentos pudo mostrar que la combustión de compuesto de carbono con oxígeno es la fuente real del calor animal y que el consumo de oxígeno se incrementa durante el trabajo físico. “La respiración es simplemente una combustión lenta de carbono y de hidrógeno, similar en todos los aspectos a lo que ocurre en una lámpara o vela encendida y, desde este punto de vista, los animales que respiran son en realidad cuerpos combustibles que arden y se consumen”.

El trabajo de Ingenhousz amplió la carrera prematuramente terminada de Lavoisier, quien fue guillotinado el 8 de mayo de 1794 durante la Revolución Francesa. (Al juez que presidía el caso se le atribuye el haber dicho. “La República no tiene necesidad de sabios”.) Adoptando rápidamente las ideas de Lavoisier acerca de los gases, Ingenhousz propuso la hipótesis que la planta no intercambiaba simplemente “buen aire” por “mal aire “, haciendo de este modo al mundo habitable para la vida animal. Durante las horas de luz solar, sugirió, una planta absorbe el carbono del dióxido de carbono, “arrojando al mismo tiempo sólo el oxígeno libre y manteniendo el carbono para sí como alimento”.

Nicholas Theodore de Saussure (1767-1845) mostró posteriormente que volúmenes iguales de CO2 y de 02 se intercambian durante la fotosíntesis y que la planta retiene en verdad el carbono. Mostró también que durante la fotosíntesis la planta ganaba más peso que el que podía acumularse por el carbono incorporado como dióxido de carbono. En otras palabras, el carbono en la materia seca de las plantas proviene del dióxido de carbono pero, con igual importancia, el resto de la materia seca, con excepción de los minerales del suelo, proviene del agua. Así fueron identificados todos los componentes: dióxido de carbono, agua y luz.

La concepción hipotética de la ciencia

Supone admitir, lisa y llanamente, que la mayoría de los enunciados científicos, en un momento determinado de la historia, son aceptados por los hombres de ciencia a título de hipótesis y no de enunciados justificados, lo que supone que trabajar con hipótesis o conjeturas es admitir que estamos concibiendo visiones provisorias de la realidad, susceptibles de ser mejoradas, corregidas o aún drásticamente cambiadas, según las circunstancias. La historia de la ciencia ha demostrado que es conveniente concebir a la ciencia de esta manera, porque aún las mejores teorías científicas han terminadas por ser reemplazadas por otras a las que se las ha considerado más eficaces o abarcativas.

¿Qué características tiene el concepto de hipótesis?

Ø Una hipótesis científica es un enunciado afirmado o formulado por alguien, un hombre de ciencia o una comunidad científica, en cierto lugar, en ciertas circunstancias, y en cierto momento de la historia. Es el caso de nuestro ejemplo en la lectura, en que diferentes hombres, y en algunos casos un conjunto de hombres que se complementan, elaboran hipótesis referente al tema, en diferentes momentos históricos.

Ø En el momento en que se propone una hipótesis, para quién la formula se halla en “estado de problema”: se ignora su valor de verdad, es decir, no está verificada ni refutada. Si, por fortuna, se la pudiera verificar, dejará de ser una hipótesis y se convertirá en un enunciado verdadero, es decir conocimiento científico probado. Es el caso de los experimentos de Priestley, que iban verificando, las hipótesis propuestas. Aunque parece que en el caso de ciertos enunciados no está totalmente vedada tal prueba o verificación. Para ello, el mismo Priestely sigue verificando aún más sus hipótesis en sus sucesivas experiencias; hasta encontrar una lógica explicación a como el aire permanecía “puro”, en que se llegara a verificar la hipótesis convirtiéndose en un enunciado verdadero, es decir un conocimiento científico: “ningún vegetal crece en vano”.

Ø Quien formula la hipótesis, pese a que ésta se encuentra en estado de problema, supone que ella es verdadera. La palabra suposición no debe ser entendida aquí como sinónimo de creencia, lo cual no impide que realmente aquel que propone la hipótesis crea en la verdad del enunciado que afirma.

Consecuencias observacionales y contrastación

Se requiere algún componente metodológico adicional que permita estimar la excelencia o las falencias de las hipótesis obtenidas con este método, y cuya misión radicará en comparar lo que tales hipótesis afirman con lo que en realidad ocurre. Si de la hipótesis original se logra obtener, luego de deducir y deducir, algún enunciado empírico básico, de primer nivel, parecería que la hipótesis inicial está implicando afirmaciones acerca de lo observable. Se llaman a estos enunciados “consecuencias observacionales” de la hipótesis.

Para nuestro ejemplo en la lectura una consecuencia observacional de la hipótesis sería que la combustión “daña” el aire.

Llamaremos “observaciones pertinentes” a aquellas que se efectúen con el fin de averiguar cual es el grado de acierto o desacierto de las consecuencias observacionales deducidas de una hipótesis. Para lo cual, y siguiendo con el ejemplo anterior, los científicos, hicieron arder una vela en un recipiente cerrado, pronto la vela se apagaba, y aún, si se colocaba un ratón, éste moría.

La operación que implica poner a prueba una hipótesis examinando una consecuencia observacional de la misma, se llama “contrastación de la hipótesis”. Como resultado de la operación de contrastar una hipótesis se obtiene o bien refutación y abandono de la misma, o bien, su conservación y supervivencia. Lo que la contrastación no puede garantizar es la verificación de la hipótesis, sino algo más débil que, siguiendo a Popper, llamamos “corroboración”. La corroboración significa, simplemente, que si bien seguimos sin saber nada acerca de la verdad de la hipótesis, ésta ha resistido un intento de refutarla y ha probado, hasta el momento, no ser falsa.

Popper aclara que, en un principio, en lugar de corroboración, empleaba la palabra confirmación: afirmaba que una hipótesis que ha resistido el intento de refutarla queda confirmada. Según observa Popper, la operación de contrastación no aumenta en ningún sentido (ni absoluto ni probabilístico) nuestro conocimiento de la verdad de la hipótesis. Si hay corroboración, una hipótesis sigue en estado de problema y mantiene su misteriosa falta de verificación exactamente igual que antes de que fuera constrastada. Lo único que Popper acepta, desde un punto de vista pragmático, es que, si ha contrastado varias veces una hipótesis y ésta ha resistido todos los intentos de refutarla, se puede afirmar que es “fuerte”, en el sentido que ha mostrado su capacidad de supervivencia.

CONCLUSIONES

Con el presente trabajo traté de relacionar las implicancias epistemológicas de la “ciencia” en nuestras prácticas educativas en el aula.

Para ello comencé por transcribir parte de un trabajo sobre las concepciones de ciencia que tenemos los docentes acerca de la ciencia, y en que medida es transmitida a nuestros alumnos; es decir, como concebimos a la ciencia desde el punto de vista epistemológico y de que manera lo explicitamos en la práctica.

A modo de ejemplo elegí una lectura, que a mi entender, maneja muy bien lo epistemológico de la ciencia; además es muy enriquecedora y hermosa para trabajar en el aula de ciencias. Es muy pragmática y vemos como se maneja un conocimiento a través de la historia y por la comunidad científica. Como se maneja el tema de las hipótesis y que tratamiento se realiza con ellas, según las diferentes opiniones de los científicos. También se lo enmarca en su contexto histórico, importante esto para entender y conceptualizar a la ciencia.

Luego, en base a la lectura de Hipótesis de Klimovsky, traté de apoyar teóricamente el relato y los hechos sucedidos en el desarrollo.

Mucho más se puede trabajar esta lectura, queda en sus manos la opinión...!

BIBLIOGRAFÍA

Concepciones y representaciones de los maestros de secundaria y bachillerato sobre la naturaleza, el aprendizaje y la enseñanza de las ciencias. ENNA CARVAJAL CANTILLO Y MARÍA DEL ROCIO GÓMEZVALLARTA. Revista Mexicana de Investigación Educativa, septiembre-diciembre 2002, vol. 7, nº 16.

Invitación a la Biología. CURTIS / BARNES. Médica . Panamericana. España. 1996

Las desventuras del Conocimiento Científico. KLIMOVSKY. G

LUIS EDUARDO DIANA CAMPIÑO

EPISTEMOLOGÍA

CUARTO AÑO PROFESORADO SEMIPRESENCIAL

CIENCIAS BIOLÓGICAS

ABRIL 2009